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Cálculos irracionales

Ella = 42 años de vida + 165 centímetros de altura + 68 kilos de peso.
Y sin embargo, amaba sin medida.

Mujer-sombra

Se sentía irremediablemente unida a él, a su pesar.

Arrepentimiento

Su cuerpo se paró en seco, pero las palabras que pronunció continuaron su camino implacables.

Mira, mamá

A través de él, volvió a descubrir el mundo.

Niño interior

¿Ése soy yo? Preguntó el anciano, al no reconocer su imagen en el espejo. Claro, papá, le respondió absurdamente una mujer demasiado mayor para ser su hija.

Reciclaje

Cortó los trozos servibles de sus sueños rotos para coser uno nuevo con ellos.

Gestos compartidos

Echaba de menos que otra persona apagara la luz al ir a dormir.

Patología

La locura fue el último síntoma de su incapacidad para olvidar los recuerdos.

Pánico escénico

El músico trataba en vano de hacer vibrar las cuerdas de un violonchelo muerto de miedo.

Confeti en blanco y negro

La papelera del escritor celebraba una fiesta cada día.

Descanse en paz

Ochenta y seis años, cinco meses y tres días después de su muerte, su nombre fue pronunciado por última vez.

Atemporal

Echaba de menos el futuro que imaginó hacía años.

En soledad

Todos sabían qué hacer en su lugar; sin embargo, allí sólo estaba él.

Alquimia

La mutación ocurrió de repente, afirmaron ambos, aunque muchos opinaban que eso era imposible; nadie podía saberlo. Lo único cierto es que ya no se reconocían el uno al otro.

Rebelión

Las palabras que no decía se amotinaban en su mente hasta convertirse en historias escritas.

Comunicando

Cada vez que intentaba hablar con ella, escuchaba la misma voz mecánica: perdona, ¿qué me decías?

e-Vida

La mitad de su tiempo transcurría frente a una pantalla.

La otra parte, estaba en construcción.

Geografía humana

Después de atravesar infinidad de territorios, las vidas de ambos terminaron confluyendo en una sola.

Hoy / Today / Heute

Por costumbre, anotó “ser feliz” en tareas pendientes.

Estado de alerta

Con el tiempo, se acostumbró a la existencia de la alarma, esas cuatro letras claras e inconfundibles que la reclamaban con urgencia desde cualquier lugar: mamá.

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